Architects
Arqui-T + Alfaro-Manrique
Place
Valencia, Spain
La apertura del hotel en 1913, con sus delicadas marquesinas e impresionantes puertas de forja, supuso un hito en aquel tiempo. Ernest Hemingway fue uno de sus más distinguidos huéspedes. Amante de los toros, de los arroces de la Pepica y del mar, fue aquí donde empezó a escribir Fiesta, su primera novela. “Tengo 60.000 palabras”, telegrafiaría a su padre desde la sede de Correos, situada detrás del hotel. No fue el único. También García Lorca, Robert Cappa o Manolete se alojaron aquí, por su céntrica ubicación y exquisito servicio. Tal bagaje no fue capaz de salvarlo del deterioro y la bancarrota y hubo de cerrar a la espera de tiempos mejores. Por suerte, la espera fue breve. En 2015, fue adquirido por la cadena One Shot Hotels, conocida por impulsar hoteles únicos en los que se apuesta por el diseño y el mecenazgo artístico, y se pusieron en marcha las obras de rehabilitación, dirigidas por Arqui-T y Alfaro-Manrique.
Fieles a la memoria del lugar, los interioristas Alfaro-Manrique reinterpretaron “el lenguaje clásico para ofrecer un hotel contemporáneo en el que conviven ambas realidades”. Para ello, recurrieron a materiales nobles, como la madera o la cerámica que, más allá de su papel decorativo, también funciona, según Emili Manrique, “como elemento de identidad relacionado con la tradición valenciana”. Como si fuera un organismo vivo, articula los espacios deslizándose bajo la cama, trepando al cabecero o reptando por el suelo de baños y terrazas. Pero si hay una palabra que resuma el proyecto, esta es fusión. De tradición y vanguardia, de diseño y artesanía. De este modo, la gran escalera principal con su barandilla de forja y pasamanos de madera convive con las atrevidas pinceladas de mostaza que lucen algunos elementos diferenciales, mientras que un refinado eclecticismo prevalece en la selección del mobiliario y las obras de artistas locales, que rompen el continuum de la moderada paleta de color. Así, el sillón bajo Twins, de MUT Design, con su electrizante malla azul turquesa, invade el espacio interior y crea un punto de fuga en las habitaciones, tan sobrias y geométricas.
Sin duda, es obligada la visita a la primera planta del edificio, donde se halla el luminoso restaurante-bar Tôpic, con vistas al Teatro Principal. En este espacio de amplios ventanales y suelos nuevamente basados en patrones geométricos blancos y negros, el toque de color lo ponen los asientos, entre los que se cuentan los sillones Fontal en acabado natural y un bonito tapizado verde. Un diseño en rattan de Oscar Tusquets que, como el hotel, aúna lo mejor de la tradición y de la modernidad.
Architects
Arqui-T + Alfaro-Manrique
Place
Valencia, Spain
La apertura del hotel en 1913, con sus delicadas marquesinas e impresionantes puertas de forja, supuso un hito en aquel tiempo. Ernest Hemingway fue uno de sus más distinguidos huéspedes. Amante de los toros, de los arroces de la Pepica y del mar, fue aquí donde empezó a escribir Fiesta, su primera novela. “Tengo 60.000 palabras”, telegrafiaría a su padre desde la sede de Correos, situada detrás del hotel. No fue el único. También García Lorca, Robert Cappa o Manolete se alojaron aquí, por su céntrica ubicación y exquisito servicio. Tal bagaje no fue capaz de salvarlo del deterioro y la bancarrota y hubo de cerrar a la espera de tiempos mejores. Por suerte, la espera fue breve. En 2015, fue adquirido por la cadena One Shot Hotels, conocida por impulsar hoteles únicos en los que se apuesta por el diseño y el mecenazgo artístico, y se pusieron en marcha las obras de rehabilitación, dirigidas por Arqui-T y Alfaro-Manrique.
Fieles a la memoria del lugar, los interioristas Alfaro-Manrique reinterpretaron “el lenguaje clásico para ofrecer un hotel contemporáneo en el que conviven ambas realidades”. Para ello, recurrieron a materiales nobles, como la madera o la cerámica que, más allá de su papel decorativo, también funciona, según Emili Manrique, “como elemento de identidad relacionado con la tradición valenciana”. Como si fuera un organismo vivo, articula los espacios deslizándose bajo la cama, trepando al cabecero o reptando por el suelo de baños y terrazas. Pero si hay una palabra que resuma el proyecto, esta es fusión. De tradición y vanguardia, de diseño y artesanía. De este modo, la gran escalera principal con su barandilla de forja y pasamanos de madera convive con las atrevidas pinceladas de mostaza que lucen algunos elementos diferenciales, mientras que un refinado eclecticismo prevalece en la selección del mobiliario y las obras de artistas locales, que rompen el continuum de la moderada paleta de color. Así, el sillón bajo Twins, de MUT Design, con su electrizante malla azul turquesa, invade el espacio interior y crea un punto de fuga en las habitaciones, tan sobrias y geométricas.
Sin duda, es obligada la visita a la primera planta del edificio, donde se halla el luminoso restaurante-bar Tôpic, con vistas al Teatro Principal. En este espacio de amplios ventanales y suelos nuevamente basados en patrones geométricos blancos y negros, el toque de color lo ponen los asientos, entre los que se cuentan los sillones Fontal en acabado natural y un bonito tapizado verde. Un diseño en rattan de Oscar Tusquets que, como el hotel, aúna lo mejor de la tradición y de la modernidad.