La historia de Miguel con el rattan se remonta a su juventud, a sus días en Gata de Gorgos donde aprendió a trabajar el mimbre de mano de los propios artesanos locales. Desde ese entonces, quedó prendado de él. La filosofía de Expormim, basada en el amor por la artesanía, el uso de materiales sostenibles y una aproximación innovadora al rattan atrajo a Miguel Milá en su búsqueda de un nuevo comienzo con este material natural tan excepcional.
Miguel Milá diría que Gata era uno de sus diseños más difíciles, pues hay ya muchas sillas y muy buenas. Se tomó su tiempo para pensar en algo original, algo que valiera la pena el esfuerzo hasta dar con la silla Gata. Puede que parezca una mera silla de rattan, pero esconde mucho más. Por un lado, se trata de un homenaje personal que Miguel rinde a los artesanos que le transmitieron la técnica y la pasión que continuaría alimentando durante el resto de su vida. De ahí el nombre de Gata. Por otro, le permitió experimentar con la particular forma de trabajar el rattan de Expormim. El resultado fue la silla Gata: una de nuestras sillas más queridas, una silla que nos acompañará no importa los años que pasen.
Mientras desarrollábamos Gata, Miguel y Gonzalo se sacaron un as de la manga. En uno de sus viajes a la fábrica, trajeron un taburete diseñado por Miguel en los sesenta. El diseño original era de por sí bastante sencillo, pero todavía lucía las tradicionales ligaduras de mimbre que habíamos conseguido suprimir con éxito desde la concepción misma de Fontal, la silla de rattan de Oscar Tusquets Blanca. Fue divertido darle a este viejo clásico un giro contemporáneo tanto en forma como en función: el nuevo Gres es más limpio, cómodo y resistente y, además, cuenta con una versión de mayor altura apta para mesas elevadas, barras y mostradores. El taburete de rattan Gres es una prueba más de la vigencia de todos y cada uno de los diseños de Miguel Milá.
Por todo esto y mucho más, Miguel Milá siempre será uno de nuestros más admirados y apreciados maestros. Miguel tristemente falleció este verano a los 93 años. Se fue, pero nos dejó siete prolíficas décadas de diseño excelente. Un legado inmenso que, sin duda, atesoraremos siempre.
La historia de Miguel con el rattan se remonta a su juventud, a sus días en Gata de Gorgos donde aprendió a trabajar el mimbre de mano de los propios artesanos locales. Desde ese entonces, quedó prendado de él. La filosofía de Expormim, basada en el amor por la artesanía, el uso de materiales sostenibles y una aproximación innovadora al rattan atrajo a Miguel Milá en su búsqueda de un nuevo comienzo con este material natural tan excepcional.
Miguel Milá diría que Gata era uno de sus diseños más difíciles, pues hay ya muchas sillas y muy buenas. Se tomó su tiempo para pensar en algo original, algo que valiera la pena el esfuerzo hasta dar con la silla Gata. Puede que parezca una mera silla de rattan, pero esconde mucho más. Por un lado, se trata de un homenaje personal que Miguel rinde a los artesanos que le transmitieron la técnica y la pasión que continuaría alimentando durante el resto de su vida. De ahí el nombre de Gata. Por otro, le permitió experimentar con la particular forma de trabajar el rattan de Expormim. El resultado fue la silla Gata: una de nuestras sillas más queridas, una silla que nos acompañará no importa los años que pasen.
La historia de Miguel con el rattan se remonta a su juventud, a sus días en Gata de Gorgos donde aprendió a trabajar el mimbre de mano de los propios artesanos locales. Desde ese entonces, quedó prendado de él. La filosofía de Expormim, basada en el amor por la artesanía, el uso de materiales sostenibles y una aproximación innovadora al rattan atrajo a Miguel Milá en su búsqueda de un nuevo comienzo con este material natural tan excepcional.
Miguel Milá diría que Gata era uno de sus diseños más difíciles, pues hay ya muchas sillas y muy buenas. Se tomó su tiempo para pensar en algo original, algo que valiera la pena el esfuerzo hasta dar con la silla Gata. Puede que parezca una mera silla de rattan, pero esconde mucho más. Por un lado, se trata de un homenaje personal que Miguel rinde a los artesanos que le transmitieron la técnica y la pasión que continuaría alimentando durante el resto de su vida. De ahí el nombre de Gata. Por otro, le permitió experimentar con la particular forma de trabajar el rattan de Expormim. El resultado fue la silla Gata: una de nuestras sillas más queridas, una silla que nos acompañará no importa los años que pasen.
Mientras desarrollábamos Gata, Miguel y Gonzalo se sacaron un as de la manga. En uno de sus viajes a la fábrica, trajeron un taburete diseñado por Miguel en los sesenta. El diseño original era de por sí bastante sencillo, pero todavía lucía las tradicionales ligaduras de mimbre que habíamos conseguido suprimir con éxito desde la concepción misma de Fontal, la silla de rattan de Oscar Tusquets Blanca. Fue divertido darle a este viejo clásico un giro contemporáneo tanto en forma como en función: el nuevo Gres es más limpio, cómodo y resistente y, además, cuenta con una versión de mayor altura apta para mesas elevadas, barras y mostradores. El taburete de rattan Gres es una prueba más de la vigencia de todos y cada uno de los diseños de Miguel Milá.
La historia de Miguel con el rattan se remonta a su juventud, a sus días en Gata de Gorgos donde aprendió a trabajar el mimbre de mano de los propios artesanos locales. Desde ese entonces, quedó prendado de él. La filosofía de Expormim, basada en el amor por la artesanía, el uso de materiales sostenibles y una aproximación innovadora al rattan atrajo a Miguel Milá en su búsqueda de un nuevo comienzo con este material natural tan excepcional.
Miguel Milá diría que Gata era uno de sus diseños más difíciles, pues hay ya muchas sillas y muy buenas. Se tomó su tiempo para pensar en algo original, algo que valiera la pena el esfuerzo hasta dar con la silla Gata. Puede que parezca una mera silla de rattan, pero esconde mucho más. Por un lado, se trata de un homenaje personal que Miguel rinde a los artesanos que le transmitieron la técnica y la pasión que continuaría alimentando durante el resto de su vida. De ahí el nombre de Gata. Por otro, le permitió experimentar con la particular forma de trabajar el rattan de Expormim. El resultado fue la silla Gata: una de nuestras sillas más queridas, una silla que nos acompañará no importa los años que pasen.
Mientras desarrollábamos Gata, Miguel y Gonzalo se sacaron un as de la manga. En uno de sus viajes a la fábrica, trajeron un taburete diseñado por Miguel en los sesenta. El diseño original era de por sí bastante sencillo, pero todavía lucía las tradicionales ligaduras de mimbre que habíamos conseguido suprimir con éxito desde la concepción misma de Fontal, la silla de rattan de Oscar Tusquets Blanca. Fue divertido darle a este viejo clásico un giro contemporáneo tanto en forma como en función: el nuevo Gres es más limpio, cómodo y resistente y, además, cuenta con una versión de mayor altura apta para mesas elevadas, barras y mostradores. El taburete de rattan Gres es una prueba más de la vigencia de todos y cada uno de los diseños de Miguel Milá.
Por todo esto y mucho más, Miguel Milá siempre será uno de nuestros más admirados y apreciados maestros. Miguel tristemente falleció este verano a los 93 años. Se fue, pero nos dejó siete prolíficas décadas de diseño excelente. Un legado inmenso que, sin duda, atesoraremos siempre.
La historia de Miguel con el rattan se remonta a su juventud, a sus días en Gata de Gorgos donde aprendió a trabajar el mimbre de mano de los propios artesanos locales. Desde ese entonces, quedó prendado de él. La filosofía de Expormim, basada en el amor por la artesanía, el uso de materiales sostenibles y una aproximación innovadora al rattan atrajo a Miguel Milá en su búsqueda de un nuevo comienzo con este material natural tan excepcional.
Miguel Milá diría que Gata era uno de sus diseños más difíciles, pues hay ya muchas sillas y muy buenas. Se tomó su tiempo para pensar en algo original, algo que valiera la pena el esfuerzo hasta dar con la silla Gata. Puede que parezca una mera silla de rattan, pero esconde mucho más. Por un lado, se trata de un homenaje personal que Miguel rinde a los artesanos que le transmitieron la técnica y la pasión que continuaría alimentando durante el resto de su vida. De ahí el nombre de Gata. Por otro, le permitió experimentar con la particular forma de trabajar el rattan de Expormim. El resultado fue la silla Gata: una de nuestras sillas más queridas, una silla que nos acompañará no importa los años que pasen.
La historia de Miguel con el rattan se remonta a su juventud, a sus días en Gata de Gorgos donde aprendió a trabajar el mimbre de mano de los propios artesanos locales. Desde ese entonces, quedó prendado de él. La filosofía de Expormim, basada en el amor por la artesanía, el uso de materiales sostenibles y una aproximación innovadora al rattan atrajo a Miguel Milá en su búsqueda de un nuevo comienzo con este material natural tan excepcional.
Miguel Milá diría que Gata era uno de sus diseños más difíciles, pues hay ya muchas sillas y muy buenas. Se tomó su tiempo para pensar en algo original, algo que valiera la pena el esfuerzo hasta dar con la silla Gata. Puede que parezca una mera silla de rattan, pero esconde mucho más. Por un lado, se trata de un homenaje personal que Miguel rinde a los artesanos que le transmitieron la técnica y la pasión que continuaría alimentando durante el resto de su vida. De ahí el nombre de Gata. Por otro, le permitió experimentar con la particular forma de trabajar el rattan de Expormim. El resultado fue la silla Gata: una de nuestras sillas más queridas, una silla que nos acompañará no importa los años que pasen.
Mientras desarrollábamos Gata, Miguel y Gonzalo se sacaron un as de la manga. En uno de sus viajes a la fábrica, trajeron un taburete diseñado por Miguel en los sesenta. El diseño original era de por sí bastante sencillo, pero todavía lucía las tradicionales ligaduras de mimbre que habíamos conseguido suprimir con éxito desde la concepción misma de Fontal, la silla de rattan de Oscar Tusquets Blanca. Fue divertido darle a este viejo clásico un giro contemporáneo tanto en forma como en función: el nuevo Gres es más limpio, cómodo y resistente y, además, cuenta con una versión de mayor altura apta para mesas elevadas, barras y mostradores. El taburete de rattan Gres es una prueba más de la vigencia de todos y cada uno de los diseños de Miguel Milá.
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